El estilo de vida puede afectar a la salud del corazón. Aunque existen factores de riesgo que no podemos modificar como la genética o el sexo, sí hay ciertos aspectos que podemos mejorar como la alimentación, el ejercicio o los controles médicos periódicos.

Hemos acudido a la consulta de Cardiología de la doctora Esther Merino Lanza en el Hospital Quirónsalud San JoséEste enlace se abrirá en una ventana nueva para conocer todo sobre la prevención de las enfermedades cardiovasculares y los hábitos que pueden dañar el corazón.

Riesgos de las enfermedades cardiovasculares y prevención

Estas afecciones del corazón pueden causar hospitalizaciones y, en el peor de los casos, fallecimiento. De hecho, el 24,3% de las muertes en 2020 se relacionaron con problemas del sistema circulatorio.

10 malos hábitos para la salud cardiaca

De ahí que sea vital fomentar medidas para prevenir las enfermedades cardiovasculares antes de que se origen. En este sentido, es importante que las personas con mayor predisposición a desarrollarlas sean conscientes de ello.

En el caso de que ya se hayan diagnosticado, se recomienda seguir con pautas dirigidas a evitar recaídas, continuar con el tratamiento y conseguir que el paciente se recupere a nivel físico, mental y social.

Los problemas cardiacos solo afectan a hombres mayores, ¿es cierto?

No, las mujeres también pueden desarrollar enfermedades cardiovasculares igual que los hombres o incluso de manera más perjudicial. Además, hay aspectos específicamente femeninos que contribuyen a la aparición de estas afecciones, entre los que destacan:

  • Problemas de tensión arterial asociados al embarazo como HTA gestacional, preeclampsia o eclampsia
  • Diabetes gestacional
  • Parto prematuro
  • Ovario poliquístico
  • Menopausia precoz

En el caso de que una mujer se encuentre en cualquiera de estas circunstancias en algún momento de su vida, debe cuidar otros factores modificables que pueden surgir y aumentar la probabilidad de sufrir un problema cardiaco. Esto permite reducir el riesgo.

Cabe añadir que, en el caso masculino, la disfunción eréctil puede ser un aviso de que en unos años se puede desarrollar un problema de corazón.

10 hábitos que afectan a la salud del corazón

Entre los 10 factores de riesgo cardiovascular que se pueden presentar y corregir se encuentran:

1. Alimentación poco saludable

La dieta mediterránea puede servirnos de guía para llevar una alimentación adecuada en el día a día. Es importante dar preferencia a legumbres, verduras, hortalizas y frutas, así como al pan, pasta y arroz integrales.

Otros alimentos que debemos incluir son el pescado azul o blanco, los huevos, los frutos secos crudos o tostados, y el aceite de oliva virgen extra. En cuanto a los productos o salsas procesadas, es preferible evitarlos o consumirlos en menor cantidad.

Por otro lado, se recomienda utilizar métodos de cocción como la plancha, el vapor o el horno.

2. Sedentarismo

No practicar deportes con regularidad puede aumentar el riesgo cardiovascular. La recomendación general es dedicar 150 minutos a la semana como mínimo a realizar ejercicio aeróbico de intensidad moderada, o 75 minutos semanales si lo realizamos de manera vigorosa.

Una manera de encontrar mayor motivación para entrenar y cuidar el corazón, son las pulseras o aplicaciones que incitan a mantenerse activo. Otra ventaja de estas herramientas es que permiten compartir la información con los especialistas cuando la persona está recuperándose de un problema cardiovascular.

3. Descontrol de la glucosa

Una vez al año como mínimo se recomienda realizar un análisis de sangre para comprobar los niveles de glucosa.

Por otro lado, la cantidad diaria recomendada de azúcar no debe superar los 20-25 gramos. Para ello, es fundamental revisar las etiquetas en las que podemos comprobar el azúcar oculto de refrescos, zumos industriales y otros productos. Así podemos elegir los que contienen menos azúcar añadido.

4. No medir la tensión arterial

De forma periódica es recomendable vigilar la tensión arterial, en especial si en la familia hay antecedentes de esta enfermedad o se presentan otras circunstancias de riesgo cardiovascular.

Normalmente, se recomienda realizar una valoración médica a las personas que se encuentran en la categoría "normal-alta", cuando la tensión arterial máxima se sitúa entre 130-139 y/o mínima entre 80-89 mmHg. Cuando los valores son superiores, en ocasiones se puede corregir incorporando ciertas medidas, y en otras puede ser necesario comenzar con medicación o llevar un seguimiento.

5. No vigilar el colesterol cada año

El control del colesterol se debe realizar por lo menos una vez al año mediante un análisis de sangre. Esto permite comprobar el LDL colesterol, que es el más perjudicial, y saber qué niveles se recomiendan en cada caso de acuerdo a las características individuales.

6. Tabaquismo

Es evidente que este hábito tiene un efecto nocivo en la salud. Por esta razón, las principales recomendaciones son no fumar y, en caso de hacerlo, dejarlo.

Igualmente, no es aconsejable el uso de nuevos dispositivos para fumar como el vapeador o el cigarro electrónico. Hay que tener en cuenta que no se conocen los efectos secundarios a largo plazo, o si son más o menos perjudiciales que el tabaco convencional.

7. Consumir bebidas alcohólicas en exceso

El alcohol no es aconsejable. Si se consume se recomienda no beber más de 2 vasos de vino diarios en el caso de los hombres y 1 en las mujeres.

8. No controlar el estrés

El estrés afecta a nivel físico, elevando las pulsaciones y la tensión arterial. En el caso de que esto nos limite, podemos recurrir a técnicas de relajación o ayuda profesional para aprender a aliviarlo o gestionarlo.

9. Dormir mal

Una reciente investigación del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares ha indicado que dormir menos de 6 horas supone un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.

10. Descuidar la higiene dental

La salud de los dientes es vital. Concretamente, la enfermedad de la periodontitis aumenta la probabilidad de sufrir un problema cardiaco. El sangrado de encías es el primer indicio, por lo que, en caso de detectarlo, es fundamental acudir a consulta para revisarlo y comenzar el tratamiento lo antes posible.

Ante cualquiera de estas situaciones consideradas de riesgo, lo más conveniente es valorarlo con especialistas en prevención, quienes pueden estudiar el caso de forma personalizada.

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