Las alergias están a la orden del día en primavera y verano, ya sea por la presencia de la multitud de pólenes que existen o por las picaduras de los molestos bichitos. Nos habla de cómo prepararnos para esta época la doctora Estefanía Quílez, alergóloga de Policlínica GipuzkoaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, quien nos explica los tipos de alergias más frecuentes y los tres pilares para superarlas.

¿Qué es la alergia?

Se trata de una hiperrespuesta del sistema inmunitario cuando nos exponemos a ciertas sustancias, como pueden ser el polen y los ácaros, entre otros. Esto es lo que les sucede a los pacientes alérgicos, que, aunque lo normal es tolerar esas diferentes exposiciones, ellos no lo hacen, y esto genera síntomas característicos de alergia como consecuencia de esa reacción de hipersensibilidad inmunitaria.

Los 4 tipos de alergias más frecuentes

Aunque el campo de las alergias es muy amplio, las más conocidas se pueden agrupar en:

  1. Respiratorias
  2. Alimentarias
  3. Cutáneas
  4. A medicamentos

Alergia respiratoria: muy frecuente en primavera

Durante la primavera suele predominar la alergia respiratoria, que se manifiesta en forma de rinitis o de asma. Es importante tener en cuenta que ambas afecciones son diferentes al asma y la rinitis de causas no alérgicas, por lo que aconsejamos tratar de identificar cuál se trata realmente. Para ello, se pueden valorar los siguientes síntomas:

Alergias de primavera: cómo combatirlas

  • La rinitis no alérgica provoca más mocos, obstrucción y dolor de cabeza. Por su parte, la rinitis alérgica produce estornudos, una mucosidad diferente y, además, puede ir acompañada de conjuntivitis o no.
  • El asma originado por una alergia tiene carácter estacional y se puede encontrar un alérgeno desencadenante de los ataques de asma. Igualmente, son brotes muy breves, empeorando cuando se sale a pasear y mejorando al volver a casa.

Hacia tratamientos de la alergia más personalizados

Gracias a los continuos avances en este campo nos encaminamos hacia tratamientos para la alergia cada vez más específicos y personalizables. Como ejemplo de este progreso tenemos, por un lado, las vacunas de la alergia, que se pueden prescribir para las reacciones alérgicas al polen, ácaros, hongos o animales; y, por otro lado, las terapias biológicas.

Claves para sobrevivir a las alergias "primaverales"

Es importante obtener un buen diagnóstico de la alergia y conocer toda la información posible acerca de su comportamiento. Los 3 pilares más importantes son:

  1. Prevención. Es muy complicado protegerse totalmente de los alérgenos, ya que esto supondría no salir de casa. Lo que sí resulta útil es conocer los meses de mayor polinización para intentar adaptar los planes teniéndolo en cuenta. Además, no hay que olvidar ponerse las gafas de sol después de un día de lluvia porque puede originarse una mayor polinización.
  2. Tratamiento. Una vez diagnosticada la alergia, es importante mantener los tratamientos preventivos y sintomáticos. En caso necesario, también hay que tener disponible la terapia de rescate.
  3. Inmunización. El pilar de la alergología es la inmunoterapia, más conocida como vacuna de la alergia. Su objetivo es conseguir la inmunización del paciente, es decir, eliminar su hipersensibilidad. Antes de prescribir una inmunoterapia, realizamos una historia clínica para conseguir un diagnóstico muy específico que nos permite valorar los tratamientos más adecuados.

Reacción alérgica a los "bichitos" y sus picaduras

Las picaduras y mordeduras de los insectos pueden causar una leve reacción localizada en la piel debido al veneno que introducen y a sus características químicas. Normalmente, esta reacción no es de tipo alérgico.

Eso sí, es recomendable acudir a consulta de Alergología cuando la reacción es muy fuerte y ocurre de forma habitual. También hay que evaluar las reacciones sistémicas, que afectan a otras zonas distantes a la picadura.

Alergia a los mosquitos, abejas y avispas: ¡diferéncialas!

La alergia a la picadura de mosquito es poco usual y sus síntomas no son graves, sino que se detectan de forma localizada en la picadura. En cambio, las abejas y las avispas con sus picaduras o mordeduras sí pueden causar efectos muy severos, como la anafilaxia.

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