Uno de los factores de riesgo cardiovascular con mayor prevalencia es la hipertensión arterial o HTA, según sus siglas. Esta dolencia repercute también de forma negativa en el bienestar y la salud de quienes la padecen. Por todo esto, es considerada un problema médico de gravedad.

Si bien es cierto que para tratar la hipertensión existen fármacos antihipertensivos, cada vez adquieren más relevancia los cambios que nosotros mismos podemos llevar a cabo en nuestro estilo de vida. Se trata de unos hábitos saludables que podemos introducir en la alimentación, en la actividad física y, en definitiva, en la rutina en general. Así, a través de estas medidas, será más sencillo mantener a raya la tensión y, por tanto, limitar el riesgo cardiovascular.

El doctor Isidoro Rodríguez Tejero, especialista en Cardiología del Hospital Quirónsalud Infanta LuisaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, nos ha ayudado a entender mejor esta patología, sus causas y cómo prevenirla. Además, nos detalla 9 medidas no farmacológicas que podemos tomar para mejorar la salud cardiovascular, es decir, una serie de pautas que no precisan de medicamentos para aliviar esta dolencia y gozar de una vida más saludable.

Causas de la hipertensión arterial

Hay algunos factores que pueden motivar la aparición de esta dolencia. Entre ellos están:

Relación con otras enfermedades más graves

Puede haber una relación entre la hipertensión y la aparición de otros problemas de salud. En concreto, se ha relacionado con los siguientes:

  • Infarto de miocardio
  • Insuficiencia cardiaca y renal
  • Ictus
  • Aneurisma
  • Disección aórtica
  • Arritmias
  • Alteración retiniana

Montar en bicicleta

Relación entre hábitos saludables y presión arterial

Muchas veces nos somos conscientes de hasta qué punto tenemos en nuestras manos la posibilidad de mejorar nuestra vida en cuestiones tan importantes como la salud cardiovascular, máxime cuando tenemos ya cierta predisposición o nos han diagnosticado hipertensión. Es necesario insistir en que es muy importante que la persona hipertensa introduzca nuevos hábitos en su rutina. Los cambios en el estilo de vida pueden llegar a ser un tratamiento con mucha efectividad para esta dolencia. De hecho, se da el caso de pacientes que no han necesitado tomar fármacos para controlar la hipertensión arterial gracias a convertir en rutina este tipo de costumbres saludables.

9 medidas sencillas para controlar la hipertensión

De forma general se pueden aconsejar ciertas pautas consistentes principalmente en cambios en la alimentación y en la rutina, que se resumen en:

  1. Cuidado con el sobrepeso. La obesidad puede estar directamente relacionada con la hipertensión arterial. Por eso, en los casos de sobrepeso, adelgazar lo necesario vendrá acompañado de una disminución de la tensión arterial también.
  2. No fumar. Este factor es tan importante que esta medida aislada es posiblemente la más efectiva (no farmacológica) a la hora de evitar la aparición de los problemas cardiovasculares.
  3. Consumo moderado de bebidas alcohólicas. En concreto, a los hombres con hipertensión se les recomienda que no sobrepasen la cantidad de 20 a 30 gramos de etanol en un día. En el caso de las mujeres hipertensas, estas cifras se reducen a un rango de entre 10 y 20.
  4. Solo dos o tres cafés. El consumo de café provoca que la presión arterial aumente ligeramente y de forma breve. Por ello, aunque no es necesario abandonar el café definitivamente, sí que hay que reducirlo a dos o tres unidades al día.
  5. Disminuir la ingesta de sodio. Es aconsejable que la dieta para hipertensos tenga un aporte de sodio inferior a los cinco o seis gramos por día de cloruro sódico. Para lograrlo, podemos optar por aliños sin tanto contenido salino pero igualmente sabrosos, como las especias, la cebolla, el limón y el ajo. También es importante excluir de la dieta alimentos procesados cuyo contenido en sal muchas veces nos pasa desapercibido, pero que con frecuencia es mayor que la sal que añadimos nosotros mismos a las comidas; buenos ejemplos son las conservas, los precocinados y las salsas.
  6. Incluir más frutas, verduras y productos lácteos desgrasados que tienen un contenido reducido de grasas saturadas y colesterol.
  7. Evitar la bollería. Hay que disminuir el consumo de hidratos de carbono de absorción rápida, entre los que están los dulces, la bollería y los pasteles.
  8. Elegir pescado mejor que carne.
  9. Ejercitarse entre 30 y 45 minutos cada día. Es aconsejable dedicar este tiempo al ejercicio físico diariamente y practicar actividades como andar, correr, nadar, bailar o montar en bicicleta. Mantenerse activo ayuda a aliviar la presión arterial y, además, aporta otras ventajas añadidas como reducir el peso y la grasa del cuerpo, y mejorar el abdomen. El ejercicio físico también aumenta el colesterol bueno.
    En cuanto a los ejercicios isométricos de intensidad, como las pesas, pueden llegar a ser perjudiciales para los hipertensos porque elevan la presión arterial, por lo que es mejor consultar siempre antes de incluirlos en la rutina de un hipertenso.

Alcance de la hipertensión arterial y su tendencia actual

Se estima que en el mundo hay alrededor de 1.500 millones afectados. La prevalencia estimada en España es del 35%, el 40% en edades medias y de casi el 70% en personas con más de 65 años, estando presente en alrededor de once millones de habitantes hoy en día, según cifras estimadas. Esta prevalencia es superior en los diabéticos y prediabéticos. Por otro lado, y aunque las cifras van en aumento, no hay que olvidar que es probable que la presencia de hipertensos sea cada vez mayor también debido al creciente envejecimiento de la población.

A estos ya de por sí preocupantes datos, hay que añadir otros sobre los pacientes con hipertensión:

  • Cerca del 33% desconoce que sufre esta dolencia.
  • Otro porcentaje similar de pacientes sigue un tratamiento con prescripción, pero los valores de la tensión arterial no se controlan adecuadamente. El control periódico de las cifras de la presión arterial es fundamental en los pacientes con hipertensión.

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