La hipertensión se puede aliviar con ejercicio
Practicar deporte diariamente produce el mismo efecto en la tensión que algunos fármacos
Teniendo en cuenta que la hipertensión es el origen de la mayoría de las patologías cardiovasculares, parece lógico que se busquen soluciones que alivien el problema de una manera más natural que no sea depender de la medicación, al menos en la medida de lo posible.
En este sentido, los especialistas de los hospitales Quirónsalud Valencia y Torrevieja sostienen que 2 de cada 10 personas con hipertensión podrían llegar a prescindir de la medicación con tan solo realizar ejercicio a diario.
La explicación es que esta práctica conlleva la reducción de la presión arterial de 4 a 7 miligramos de mercurio, lo que es equiparable al efecto que producen algunos fármacos.
El doctor Juan Luján Martínez, especialista en Cardiología, nos comenta que la mejor manera de mantener a raya la tensión es llevar un modo de vida saludable. Es decir, que basta con cuidar la alimentación y la actividad física.
Por supuesto, también hay que tener en cuenta el tipo de vida que llevamos: el trabajo, si sufrimos estrés o si dedicamos el tiempo suficiente a disfrutar y a estar con nuestros seres cercanos. Sin olvidar, evidentemente, otros hábitos tóxicos que influyen en la tensión.
Hipertensión, una enfermedad en aumento
Se calcula que un 40% de los españoles en edad adulta tienen hipertensión, con una mayor incidencia en los mayores de 65 años. No obstante, el número de afectados podría incrementarse, tal como indica la doctora Catherine Lauwers Nelissen, cardióloga del Hospital Quirónsalud Valencia, "aunque se espera un aumento de su prevalencia motivado por el envejecimiento de la población, la obesidad y el sedentarismo".
7 consejos para prevenir la hipertensión
En líneas generales, existen una serie de recomendaciones para evitar la tensión arterial alta:
- Evita las dietas hipercalóricas y ricas en azúcares. Apuesta por una alimentación rica en vegetales, como frutas, verduras y legumbres, y por los productos naturales, no manufacturados o elaborados.
- No solo puedes, sino que debes consumir grasas saludables como las contenidas en el pescado o el aceite de oliva.
- Reduce el consumo de sal. En su lugar te animamos a añadir limón, vinagre o especias.
- Realiza ejercicio tres o cuatro veces por semana, eso sí, siempre acorde con tus características físicas. Así, además, contribuyes a prevenir la obesidad y todos sus efectos negativos.
- No fumes.
- Si consumes bebidas alcohólicas, hazlo en pequeñas cantidades (no debes exceder más de una copa de vino al día)
- Lleva un control de la tensión arterial de manera regular a partir de los 40 años.
Riesgos de la hipertensión
La hipertensión origina gran parte de las enfermedades cardiovasculares, así que cuanto mayor es la presión arterial, mayor es el riesgo de sufrir:
- Infarto de miocardio
- Insuficiencia cardiaca
- Ictus
- Enfermedad renal
Por eso, nuestra doctora nos advierte que "es esencial que los pacientes se informen acerca de su enfermedad para poder evitar patologías más serias".
Otro inconveniente de la hipertensión es que no genera síntomas, por lo que suele detectarse en las revisiones rutinarias con los médicos. Por ello, es aconsejable examinar la presión arterial, según apunta nuestra doctora: "La realización de controles periódicos de la presión arterial es fundamental para la detección y el control evolutivo de esta enfermedad".
Falso mito: las mujeres no sufren infartos
Las mujeres también pueden sufrir enfermedades cardiovasculares. De hecho, causan más muertes en ellas que en los hombres. Y este riesgo es mayor a partir de los 50 años debido al descenso de los estrógenos que se produce en la menopausia.
Nuestra cardióloga nos detalla que "la reducción de los estrógenos, hormonas protectoras frente a las enfermedades cardiovasculares, provoca un aumento de peso, un incremento del colesterol y la aparición de la hipertensión y la diabetes".
Además, cabe tener en cuenta que las mujeres presentan otros síntomas menos específicos al sufrir una cardiopatía isquémica, lo que conlleva un retraso en su detección. Por ejemplo, el dolor no es tan intenso y no suele llegar al brazo izquierdo, además se produce una falta de aire.
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