Zarandear a los bebés: qué lo provoca y por qué es peligroso
Conoce las lesiones del síndrome del niño sacudido, situaciones en las que ocurre, y cómo identificar los síntomas
El síndrome del niño zarandeado puede tener consecuencias muy graves para su salud. Desde sufrir una contusión hasta la aparición de hematomas, son algunas de las secuelas que pueden quedar tras mover a un bebé con brusquedad. ¿Sabías que no es lo mismo que una caída?
Durante los dos primeros años de vida es necesario extremar las precauciones, ya que son las edades más afectadas por este síndrome del niño sacudido, también llamado shaken baby syndrome en inglés. La doctora Esperanza Sánchez Martínez, especialista en Neurología PediátricaNeurología PediátricaNeurología
del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, nos recomienda tener "especial cuidado hasta el año de vida, dado que es la edad en la que son más vulnerables por sus características físicas, su falta de movilidad y su inmadurez neurológica".
Síndrome del niño zarandeado: qué es y por qué sucede
Este tipo de lesión cerebral traumática se produce al sacudir al bebé de forma muy brusca. Normalmente, es un adulto el que provoca este movimiento, y, a menudo, ocurre por ignorar el riesgo que supone zarandear de esa manera al menor.
Lo que ocurre al mover al bebé de manera vigorosa es que su cerebro se golpea contra las paredes del cráneo, causando la lesión. No existe el impacto de un golpe directo. Hay que tener en cuenta que en los bebés lactantes las partes blandas de su cabeza, o fontanelas, permanecen abiertas, lo que favorece esta lesión.
La doctora nos indica que el motivo más frecuente de que ocurra el síndrome del niño zarandeado suele ser el llanto inconsolable y prolongado de algunos bebés. Esto hace que los padres se sientan frustrados y enfadados, llegando al punto de sacudirlos para tratar de callarlos.
También se produce este zarandeo involuntario en casos de atragantamiento, crisis de tos o espasmos al sollozar. Se trata de situaciones extremas en las que las familias ven en riesgo la vida de su hijo y tratan de reanimarlo sacudiéndolo de manera violenta.
Una nota publicada por la Asociación Española de Pediatría advierte que de los 450.000 bebés que nacen al año en España, alrededor de 100 pueden padecer este síndrome.
Zarandear a los bebés: todas las lesiones y secuelas
El hecho de sacudir a los niños más pequeños puede tener consecuencias más o menos graves, y, en ocasiones, puede llegar a dejar efectos secundarios para siempre.
La doctora señala que "si las lesiones cerebrales son leves pueden ser reversibles y no dejar secuelas, pero algunos niños que sobreviven a este síndrome pueden sufrir retraso en el desarrollo en áreas como el lenguaje, las habilidades motoras, la coordinación y la función intelectual".
Entre las lesiones y secuelas del síndrome del niño zarandeado se encuentran:
- Contusiones.
- Edema cerebral reversible.
- Hematomas.
- Hemorragias intracraneales, que, dependiendo de la presión que realicen, pueden llegan a causar el fallecimiento del menor.
- Hidrocefalia, que implica el aumento excesivo del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal.
- Epilepsia, que es una enfermedad neurológica que ocasiona crisis epilépticas.
- Hemorragias retinianas, que se observan en el fondo del ojo y pueden originar ceguera, algo muy característico de este tipo de lesiones.
- Otras lesiones de mayor gravedad en el cerebro. La doctora añade que "también puede producir lo que se conoce como ‘daño axonal difuso’, ya que el cerebro de los niños es más flexible que el adulto, y esto puede provocar un daño severo en las conexiones cerebrales e interferir en la función cognitiva y motora futura del niño".
- Impacto psicológico. La doctora nos explica que "estos niños también pueden desarrollar problemas emocionales y conductuales, como trastornos de ansiedad y trastornos de estrés postraumático, así como dificultad a la hora de establecer relaciones sociales a medida que crecen".
El diagnóstico y el tratamiento son fundamentales. La experta añade que las consecuencias neurológicas van a variar en función de la intensidad del traumatismo, de la rapidez del diagnóstico y de la intervención médica.
Lanzar al bebé al aire es peligroso, ¿sí o no?
¿El inocente juego de lanzar al bebé hacia arriba puede entrañar riesgos para la salud del bebé? La doctora afirma que "no conlleva, en principio, riesgo de daño cerebral, siempre y cuando el lanzamiento no sea muy violento".
No obstante, lo mejor es no realizar estos lanzamientos, tal como remarca la doctora "conviene evitar este tipo de juegos, porque el niño podría caerse y lesionarse de igual manera".
Zarandear al bebé o caídas, ¿es lo mismo?
No, cabe resaltar que se pueden observar ciertas diferencias entre el zarandeo y una caída. En el primero la lesión no está causada por el traumatismo de un golpe directo, sino que suele ser un adulto quien lo provoca al mover al bebé de manera inadecuada.
En cambio, las caídas son situaciones bastante habituales que pueden hacer que el bebé acabe golpeándose la cabeza y, como resultado, sufrir un traumatismo craneoencefálico. Y es que, en especial, en los primeros 12 meses de vida se pueden dar este tipo de golpes por caer de la cuna, la trona, el carro o la cama de los progenitores.
La doctora nos explica que, cuando un menor sufre una caída, "hay señales externas del golpe, a diferencia del síndrome del niño zarandeado, en el que no encontramos lesiones traumáticas externas".
En cualquier caso, al igual que en el síndrome del niño sacudido, es recomendable acudir lo antes posible a urgencias. "El diagnóstico temprano y la intervención médica inmediata son esenciales para minimizar el daño y mejorar las posibilidades de recuperación", afirma la especialista.
Cómo reconocer el síndrome del niño sacudido
Existen ciertas señales para saber si un bebé ha sido zarandeado, entre las que se encuentran:
- Que vomita de manera repetida.
- Que se muestra irritado y llora de forma alarmante.
- Que se siente más somnoliento de lo normal.
- Que sufre convulsiones.
- Que no puede moverse como lo hace habitualmente.
Sin duda, prevenir estos movimientos bruscos en los bebés es esencial, pero, en el caso de sospechar que han sufrido este movimiento tan brusco, lo más aconsejable es acudir a de manera urgente a un centro hospitalario para su valoración y tratamiento. ¡Es importante!
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