La termoplastia bronquial se muestra como arma eficaz contra el asma
Esta novedosa técnica está indicada para casos de asma grave que no mejoran con los tratamientos convencionales
Esta enfermedad respiratoria, que afecta a un 5% de la población, provoca dificultad para respirar, generalmente acompañada de sonidos semejantes a los de un silbido. La causa es una inflamación de las vías respiratorias, que reduce la cantidad de aire que puede pasar a través de ellas. Normalmente, los ataques aparecen de forma aislada, separados por periodos carentes de síntomas, si bien algunas personas pueden presentar episodios más prolongados. De hecho, estos ataques pueden durar desde minutos a días y se pueden volver sumamente peligrosos si se restringe el aire de manera importante.
Los tratamientos habituales consisten en fármacos, que pueden ser de acción prolongada (medicamentos de mantenimiento) o de alivio rápido (también llamados de rescate). Sin embargo, y pese a la gran variedad de medicación existente, entre el 5 y el 10% de las personas asmáticas no encuentran alivio a su problema. Por esta razón se hace necesaria la aplicación de otras terapias, como la termoplastia bronquial.
¿En qué consiste la termoplastia bronquial?
Se trata de una aplicación de calor generado por un equipo de radiofrecuencia, con el fin de reducir el grosor del músculo liso bronquial. La disminución de la masa de este músculo se consigue mediante la liberación controlada de energía térmica en las paredes de las vías respiratorias.
El tratamiento se aplica en tres sesiones únicas y se lleva a cabo mediante endoscopia.
¿Qué beneficios aporta la termoplastia bronquial?
El doctor José María Ignacio García, Jefe de Servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Marbella, nos explica que "esta técnica mejora la calidad de vida al disminuir los problemas respiratorios y la intensidad de las crisis asmáticas. Se consigue un efecto muy beneficioso sobre el paciente a través de un procedimiento ambulatorio y mínimamente invasivo".
El especialista destaca que las cifras son concluyentes. "Los pacientes de asma grave tratados por esta técnica presentan una reducción del 32% en el número de crisis asmáticas, una disminución del 84% en las visitas a urgencias por síntomas respiratorios, del 73% en hospitalizaciones y del 66% en el número de días perdidos de trabajo, escuela y otras actividades diarias".
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