¿Qué es el codo de tenista?
A pesar de su nombre, la epicondilitis lateral no afecta únicamente a deportistas. Te contamos por qué aparece y cómo tratarla
La epicondilitis lateral, más conocida como codo de tenista, es una enfermedad que provoca pérdida de fuerza de agarre y dolor en la parte lateral del codo, generalmente en la articulación entre el húmero y el radio. El dolor suele presentarse de manera constante y aumenta con la contracción activa de la muñeca, o si movilizamos y presionamos sobre algunos de los músculos afectados. Es una patología que implica diferentes músculos y tendones del antebrazo y que, en ocasiones, se percibe tras notar un engrosamiento de los tendones de los extensores dañados.
Causas del codo de tenista
El Dr. Alfonso Vidal Marcos, Coordinador del servicio de Anestesiología y Reanimación y de la Unidad del dolor del Hospital Quirónsalud Sur, nos explica que la causa principal de esta lesión es "el microtraumatismo repetido y continuado sobre los tendones de los músculos radial externo y cubital posterior. Estos microdesgarros provocan una inflamación secundaria y dolor que pueden cronificarse por un sobreuso continuado o una sobrecarga de los extensores del antebrazo". No obstante, advierte que "la bursitis y artritis traumática también contribuyen a la perpetuación del cuadro".
No es una enfermedad exclusiva de deportistas
Aunque es una enfermedad frecuente en tenistas y deportistas que practican otros deportes de raqueta, también pueden desarrollarla personas que no realicen este tipo de disciplinas deportivas, pero que sí llevan a cabo ciertas actividades laborales o recreativas en las que se fuerzan los músculos de la muñeca y el antebrazo de forma repetida. Así, la epicondilitis también es habitual en:
- Personas que, por su trabajo o por su rutina diaria, realizan acciones repetitivas que implican la acción de agarre o giros de muñeca con esfuerzos angulares fuertes.
- Personas con rutinas u oficios en las que el uso de la musculatura extensora del antebrazo es constante.
- Personas que, por su actividad, deben realizar lanzamientos o levantar peso frecuentemente.
¿Cómo se diagnostica?
Además de realizar el correspondiente examen médico para determinar las posibles causas de dolor, el médico puede realizar diferentes pruebas en consulta para determinar si se trata, o no, de epicondilitis. El Dr. Vidal nos explica que una de ellas consiste en "pedir al paciente que cierre el puño y extienda la muñeca activamente. Después, se flexiona bruscamente la muñeca para ver si aparece un dolor agudo y localizado en el epicóndilo".
Junto con la correspondiente exploración física, el especialista puede solicitar otras pruebas adicionales como radiografías, electromiografías o una resonancia magnética, con el fin de averiguar el origen del problema y descartar patologías con síntomas similares. En este sentido, el experto nos explica que "la radiología o la resonancia magnética nuclear permiten descartar posibles alteraciones óseas o tendinosas encubiertas".
Tratamiento del codo de tenista
Aunque existen tratamientos quirúrgicos, la mayoría de los casos de epicondilitis se solucionan sin tener que pasar por quirófano. Algunas de las indicaciones o sugerencias que nos puede recomendar el médico son:
- Reposo para que descanse nuestro brazo
- Medicamentos antiinflamatorios para ayudar a bajar la inflamación
- Revisión de las actividades repetitivas que hacemos a diario para evitar sobreesfuerzos
- Reeducación postural para corregir vicios
- Rehabilitación y terapia física para fortalecer la musculatura del antebrazo
- La aplicación del láser y ultrasonidos para ayudar a la terapia física
- En el caso de deportistas, es bueno revisar si el equipo que usan es el adecuado y está en buenas condiciones.
Si el médico no observa una mejoría tras un tiempo razonable de recuperación de entre 6 a 12 meses puede recomendar el tratamiento quirúrgico, que generalmente se realiza mediante una intervención laparoscópica. En cualquier caso, la elección entre un procedimiento u otro dependerá del alcance de la lesión, de la salud general del paciente y sus necesidades personales y profesionales.
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