¿Cómo tratar la alergia al polen?
Te explicamos los pasos para abordar esta alergia tan común en primavera
Una vez diagnosticada la alergia a los pólenes ambientales, como, por ejemplo, el pino, el olivo o el platanero, el siguiente paso es el seguir un tratamiento que nos permita vivir con este problema tan frecuente y tan incómodo. Para ello, se distinguen 3 pilares generales, que abarcan las recomendaciones para evitar el alérgeno, los tratamientos para aliviar los síntomas y la inmunoterapia a través de la vacuna de la alergia. Te contamos en qué consisten.
1º Desalergenización: cómo evitar la exposición al polen
Este primer pilar de la terapia consiste en prevenir el contacto con el alérgeno, algo que es extremadamente difícil en las épocas de polinización como los meses de primavera. La doctora Elena Sierra Maestro, alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, reconoce que "es la medida ideal y la que garantiza al 100% no tener síntomas alérgicos, pero, cuando hablamos de pólenes, es una tarea bastante imposible de conseguir".
Pese a que es muy complicado aislarse por completo, las personas con alergia al polen pueden seguir una serie de pautas que permiten una menor exposición al polen.
Las 12 medidas más recomendadas por nuestros alergólogos
- Saber qué planta emite el polen al que eres alérgico y también su época de polinización.
- No abras las ventanas por la noche, es preferible que esperes a ventilar la vivienda al mediodía, que es cuando menos pólenes se emiten a la atmósfera.
- Usa filtros especiales en el aire acondicionado.
- Recuerda las franjas horarias más críticas en las que debes evitar la actividad al aire libre: de las 5:00 a las 10:00 horas y de las 19:00 a las 22:00 horas.
- Cuando vas en el coche, mantén cerradas las ventanillas y usa el aire acondicionado con filtro.
- Trata de estar en casa lo máximo posible en los períodos con alta polinización, sobre todo si hace viento y después de una tormenta.
- No seques la ropa en el exterior.
- Usa las gafas de sol cuando vayas por la calle. La mascarilla también te ayudará si tienes síntomas más graves.
- Siempre que sea posible, toma unos días libres que coincidan con el periodo de máxima polinización y aprovéchalos para desplazarte a la playa o a las zonas donde no se registran altos niveles de polen.
- No cortes el césped y tampoco te tumbes en este.
- Sigue el tratamiento médico prescrito.
- Infórmate sobre los recuentos de pólenes.
2º. Tratamiento de los síntomas de alergia
El segundo pilar de la terapia se centra en aliviar la sintomatología, es decir, los molestos síntomas que causa la alergia al polen. En ocasiones, esta enfermedad genera tal malestar que es difícil distinguirla de un catarro, o incluso de la Covid-19.
Afortunadamente, es posible aliviar la reacción alérgica mediante el tratamiento sintomático. Según nos explica nuestra alergóloga: "Consiste en administrar distintos medicamentos para intentar que desaparezcan los síntomas de la alergia o, al menos, disminuir su frecuencia e intensidad".
Aunque la prescripción de los fármacos depende de cada caso, en general los más utilizados son:
- Antihistamínicos y corticoides. Se administran mediante pastillas, gotas o espray o en cremas, y se utilizan para aliviar los síntomas en la piel y rinoconjuntivales, como los estornudos, el picor de ojos y de nariz, etcétera.
- Broncodilatadores y corticoides inhalados. Están indicados para casos de asma.
Cabe añadir que no existe una medicación específica para cada tipo de polen. Nuestra alergóloga nos aclara que "cuando recetamos medicamentos, controlamos el síntoma: picor, ahogo, estornudo, etcétera, pero nunca la causa de los síntomas, y mucho menos si es por olivo, gramíneas o arizónica". Para esto se debe utilizar la inmunoterapia, que puede aplicarse a través de la vacuna de la alergia.
Por último, no hay que olvidar que el hecho de presentar mocos y estornudos no significa que sean debidos a la alergia al polen, ya que estos síntomas también son frecuentes en el resfriado. En algunos casos puede percibirse la errónea sensación de que la persona es alérgica porque note mejoras después de tomar un antihistamínico, pero lo cierto es que no tiene por qué significar eso. En este sentido, nuestra doctora nos explica que "el antihistamínico controla el síntoma, pero no la causa. Hay personas que tienen mocos y estornudos por alergia y otras por un simple catarro. En ambos casos, el antihistamínico mejorará los síntomas".
3º. La vacuna de la alergia
Es un tratamiento de inmunoterapia que permite cambiar el ciclo natural de las alergias, provocando la tolerancia al alérgeno. Esto además puede conseguir que las personas con rinitis alérgica no lleguen a desarrollar asma.
En más detalle, nuestra alergóloga nos amplía que "la vacuna de la alergia consiste en administrar de forma repetida un extracto alergénico, uno o varios pólenes en este caso, a dosis crecientes hasta la llamada dosis de mantenimiento, para conseguir inducir tolerancia al mismo y evitar los síntomas ante posteriores exposiciones".
Este tratamiento necesita la prescripción de los especialistas en Alergología, quienes evalúan cada caso dependiendo de las pruebas cutáneas y de las analíticas previas. Igualmente, su administración debe contar con la supervisión de la Unidad de Inmunoterapia.
A diferencia de los medicamentos para los síntomas, "la vacuna sí es individual para cada paciente y, para ello, sí es necesario saber el patrón de sensibilización de cada paciente", matiza nuestra doctora.
Por último, nuestra alergóloga añade que "existen distintas vías y pautas de administración para la vacuna, por lo que cada alergólogo decidirá la mejor para el paciente siempre consensuando con él".