Con más frecuencia de la que nos gustaría, en ocasiones trasladamos el ajetreo de la vida diaria a la cocina, haciendo que dejemos los utensilios de forma desordenada, ponemos los alimentos crudos junto a otros ya cocinados, tocamos todo con las manos sin percatarnos de que no las hemos limpiado antes… Todo esto puede provocar que los alimentos pierdan sus propiedades, se contaminen o, en el peor de los casos, causarnos problemas de salud.

Por eso, además de saber cómo utilizar correctamente los utensilios, debemos aplicar unas sencillas medidas de higiene cuando preparamos los alimentos. De esta forma, lograremos conservar su calidad. Pero ¿cómo podemos conseguirlo en nuestra cocina? Te explicamos las principales recomendaciones que nos ofrecen desde QuirónprevenciónEste enlace se abrirá en una ventana nueva.

Lavarse las manosLavarse las manosHigiene de manos y superficies

Si una cocina limpia y ordenada es fundamental a la hora de preparar nuestras recetas, también lo es una correcta higiene en las manos. En ellas viven más de 100 especies distintas de bacterias, y por eso debemos lavarlas con agua y jabón antes de tocar un alimento, y también después. Así evitaremos la contaminación con otros productos y posibles infecciones.

Además, aunque parezca obvio, no debemos usar el aseo sin limpiarnos las manos, y repetirlo de nuevo antes de salir de él. También es recomendable que no dejemos al descubierto rasguños u otras lesiones en las manos cuando cocinamos. Para ello, podemos cubrir cualquier herida con guantes o apósitos

No hay que olvidar que la higiene también se debe aplicar a los utensilios y las superficies que han estado en contacto con los alimentos. Hay que tener en cuenta que los restos pueden contaminar lo que vas a cocinar, por lo que es importante limpiarlo todo correctamente.

Consumir agua de fuente potable

Es el elemento por excelencia que utilizamos como bebida y también para preparar otros alimentos. Por lo tanto, es fundamental que utilicemos agua que provenga de una fuente potable sin contaminación, o tratarla para que sea segura.

Si no conocemos su procedencia o dudamos acerca de su estado, es preferible:

  • Utilizar el formato embotellado.
  • Evitar el uso de hielos con agua del grifo.
  • Hervir el agua o utilizar productos para su tratamiento. De esta forma, con ella podemos lavar los vegetales, piezas de fruta y verduras que se puedan comer sin cocinar.

Consejos para la compra

En el momento de llenar la cesta de la compra, es recomendable que escojamos:

  • Envoltorios que no estén estropeados ni caducados
  • Latas sin estropear, es decir, sin abolladuras o malformaciones
  • Alimentos sin colores extraños; el aspecto debe ser uniforme sin decoloraciones o zonas oscurecidas

Una vez en casa, debemos organizar los alimentos, colocando los productos refrigerados en un lugar adecuado dentro de la nevera en la que estarán hasta que necesitemos hacer uso de ellos.

Manipular productos congelados

Antes de cocinar estos alimentos, debemos descongelarlos totalmente. Para ello, es preferible que pasen del congelador a la nevera, dejándolos allí un máximo de dos días. También podemos usar directamente el microondas. Eso sí, no es recomendable que se descongelen a temperatura ambiente.

Revisar el estado del pollo y pescado

Antes de cocinar estos dos alimentos, debemos comprobar su aspecto:

Pescado. Pon atención y evita su consumo si su estado en general parece:

  • Apagado
  • Descolorido
  • Tacto seco o áspero
  • Sin brillo en el color
  • Carne blanda
  • Escamas pegadas
  • Los ojos están hundidos, con suciedad, de color blanco-amarillento y la pupila está hundida y sin color

Carne de pollo. ¡Ojo! Si presenta un color rosa en su interior, tampoco lo consumas.

Con estos consejos, ya solo nos queda ponernos en marcha con nuestras recetas.

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