Los tics en los niños: qué son y cómo vivir con ellos
Te damos las claves para ayudar a los más pequeños a aliviar los efectos de estos movimientos involuntarios
Se estima que uno de cuatro niños en edad escolar sufre algún tic, movimiento que se caracteriza por realizarse sin ningún tipo de control y que suele presentarse en la franja entre los tres años y los ocho. A menudo estos trastornos suscitan temores entre las familias, que desconocen sus causas y su posible relación con otras enfermedades.
Qué son los tics infantiles y cómo se tratan
Se trata de contracciones musculares que se presentan sin control y repetitivamente. Su forma de manifestarse puede variar con el tiempo o interrumpirse en algunos periodos. La doctora Tamara Pablos Sánchez, especialista en Neurología PediátricaNeurología PediátricaNeurología del Hospital Quirónsalud A Coruña, nos explica que "normalmente el niño siente la necesidad irresistible de realizarlos, disminuyendo parcialmente este impulso mientras está concentrado en una tarea específica. Sin embargo, aumenta en aquellas situaciones en las que el niño padece estrés o fatiga".
Nuestra neuróloga nos indica que "lo más habitual es que se trate de un problema primario que no requiera más estudios". En la mayoría de los casos, los tics infantiles no repercuten en la rutina y sus síntomas normalmente se reducen en la juventud.
Sin embargo, en algunos niños sí pueden suponer una barrera funcional y social, llegando a afectar a su rendimiento académico. Esto ocurre cuando los tics son muy frecuentes y las medidas psicoeducativas son insuficientes. Para ellos, existe la posibilidad de optar por un tratamiento farmacológico.
Es importante señalar que hay algunos tics que pueden estar relacionados con otros problemas de salud. "En algunos casos podemos encontrar alguna enfermedad asociada o subyacente, por lo que, si se sospecha, puede ser necesario realizar algunas pruebas complementarias que la descarten", según nos explica nuestra doctora.
Características de los tics
- Corta duración
- Bruscos
- Sin voluntad
- Sin una finalidad
- Redundantes
Hay muchos tipos de tics
Se pueden clasificar los tics en función de tres criterios:
- Origen. Pueden ser motores, que son los provocados por movimientos o tener origen fonológico, que surgen por una contracción en la musculatura respiratoria, laríngea o nasal, como los gruñidos, gritos y otros sonidos guturales.
- Complejidad. Los simples se producen por el movimiento brusco de alguno de los grupos musculares que se sitúa en la parte superior, como el carraspeo y la tos, y los complejos están producidos por varios grupos musculares como pueden ser frases que pueden ser de mal gusto, saltar, agacharse, dar vueltas…
- Duración. Se distinguen los pasajeros, con una duración menor a un año, y los crónicos, que se manifiestan durante más de 12 meses.
Relación entre tics crónicos y alteraciones conductuales
En algunos niños se detecta, además, que los tics llevan asociados otros problemas más complejos, entre los que se encuentran:
- Déficit de atención
- Hiperactividad
- Comportamientos obsesivo-compulsivos
- Dificultades de aprendizaje
Estos trastornos de conducta, por lo general, suelen afectar a las actividades cotidianas del niño con mayor intensidad que los propios tics crónicos. En estos casos, aún más que en el resto, es recomendable que el especialista proporcione un abordaje multidisciplinar para, así, evitar otras dificultades que puedan desarrollarse más adelante.
Recomendaciones para reducir los efectos de los tics
Si nuestro hijo padece algún tipo de tic, estos consejos pueden ayudarnos a tratar con él:
- Ten en cuenta que los tics infantiles son incontrolables y, a veces, el niño no los nota.
- No avises al niño de que está haciendo el tic. Al contrario de lo que se pueda pensar, indicarle que está realizando un movimiento extraño continuamente puede ser contraproducente.
- Interésate por posibles molestias corporales en el cuello o dolores de cabeza, así como por su estado de ánimo. Si tu hijo sabe que sufre el tic, no olvides preguntarle por cómo se encuentra físicamente y emocionalmente porque tal vez esté avergonzado por lo que le está ocurriendo.
- Ayúdale a que se relaje con técnicas sencillas como leer un cuento durante un par de minutos, y aumenta ese tiempo de lectura cada día. Los ejercicios de respiración o realizar juegos apagando la luz también pueden ser beneficiosos.
- Una vida saludable. Mantenle activo, consigue que descanse correctamente y elabora menús sanos.
- Recuerda que los videojuegos pueden provocar un aumento de los tics.
- Valora las técnicas de sustitución de tics en situaciones extremas o incómodas.
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