Los riesgos de caminar de puntillas en la infancia
Motivos para vigilar esta curiosa forma de andar en los niños y la importancia de cuidar sus pies
Si tu hijo evita apoyar los talones cuando camina, atento a su significado y a los efectos que puede ocasionarle. Lo cierto es que muchos niños, alrededor del 5%, aprenden a caminar de puntillas, y la reacción habitual de la familia es tomarlo con humor. Sin embargo, es importante ser precavidos con esta manera de andar, ya que puede tener efectos secundarios en la salud.
Te explicamos cómo actuar y a qué edad se debe acudir a la consulta de Podología.
Mi hijo anda de puntillas: qué significa
Los niños que utilizan las puntas de los pies para moverse son más rápidos y ágiles, pero también soportan mayor inestabilidad. Sobre esto último, la doctora Beatriz Torcida Rodríguez, responsable de Podología del Hospital Quirónsalud Tenerife, nos explica que "mantener el pie siempre en esta posición, que es similar a la que tenemos en el útero materno, provoca un acortamiento de toda la musculatura del tren posterior de la pierna".
Es normal que, cuando el niño empieza a caminar de puntillas, lo veamos en casa como algo gracioso e incluso no le demos la importancia que realmente tiene. Pero, lo cierto es que puede ser dañino para los pies, entre otras partes del cuerpo, si no se trata. Además, el hecho de andar de puntillas puede ser indicador de una afección neurológica.
Por lo tanto, si detectamos esta curiosa manera de andar en el menor, lo más recomendable es contactar con el podólogo para:
- Descartar que existe un problema neurológico.
- Evitar los efectos adversos de moverse de puntillas, que pueden ocurrir en caso de no tratarlo a tiempo en los pies, la espalda, la rodilla o la cadera.
Cómo se aborda la marcha de puntillas
Normalmente, a la edad de 2 o 3 años, los niños dejan de hacerlo por sí solos; pero, existen casos en que continúan moviéndose de puntillas sin una razón neurológica. En concreto, esto se asocia a la denominada marcha de puntillas idiopática, que se produce por un pequeño acortamiento del tendón de Aquiles.
Para solucionarlo hay que ejercitarlo, tal como nos especifica nuestra experta: "Proponemos a los niños ejercicios adecuados articulados en forma de juegos que les permitan ir corrigiendo la postura para que apoyen toda la planta del pie y así prevenir daños futuros".
Eso sí, antes de indicar el tratamiento, es vital contar con la valoración del especialista en podología, quien dispone de las herramientas necesarias para la evaluación del menor. Entre las pruebas que se realizan para estos casos se encuentran la exploración biomecánica y el estudio de la marcha, que son sencillas e indoloras. Después, se facilita un tratamiento ortopédico, junto a una serie de ejercicios para fortalecer la musculatura más débil. Así es como se corrige este problema de la infancia.
Cuándo debe ser la primera visita al podólogo
Se recomienda a los 3 o 4 años, ya que a esa edad se encuentra definida la musculatura. Nuestra podóloga nos explica que "cuanto antes empecemos a tratarnos, menos tiempo de tratamiento tendremos que seguir y mucho más efectivo será. El diagnóstico precoz es esencial".
Además, las visitas anuales al podólogo permiten observar cómo evoluciona la pisada desde la infancia.
Los pies presentan cambios hasta la etapa adulta que pueden pasar a ser patologías. Por eso, es fundamental no desatender los problemas de los pies, así evitamos posibles afecciones en la salud, como:
- Pies planos, sin curvatura en la planta del pie
- Pies valgos, con los talones hacia fuera
- Pies pronados, con una inclinación hacia dentro
- Pies cavos, con un arco plantar muy alto
- Dedos en garra
- Lesiones de rodilla
- Lesiones de espalda
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