Es innegable que para muchos niños y niñas resulta aburrido dedicar parte de su tiempo libre, fuera de la escuela, a los deberes, pero sin embargo les toca hacerlo a la mayoría. Por eso es importante que desde casa enseñemos a los pequeños a ser responsables con sus tareas escolares y de esa forma adquieran cierta autonomía con sus obligaciones.

Esta tarea puede complicarse en el caso de familias con hijos con Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA-H), dado que para un niño con este problema puede resultar realmente difícil tener que estar sentado y concentrado en una sola tarea durante un período de tiempo medio-largo. No obstante, es posible trabajar con ellos para que, de forma progresiva, adquieran una mayor autonomía y aprendan a hacer los deberes solos.

¿Qué es el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad?

Se trata de un desorden neurobiológico complejo que se inicia en la infancia y que puede presentarse con otros trastornos psiquiátricos asociados. Afecta notablemente a la regulación del sueño, a la atención, al funcionamiento ejecutivo, la inhibición de la conducta y al nivel de actividad. Aunque aún se desconocen sus causas, algunos estudios muestran que en su desarrollo intervienen tanto factores genéticos como ambientales.

Los síntomas principales asociados son con el TDA-H son el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Sin embargo, este perfil sintomatológico puede variar, ya que, como nos explica la doctora Paloma Méndez de Miguel, neuropsicóloga clínica del Hospital Quirónsalud San JoséEste enlace se abrirá en una ventana nueva, "existen diferentes subtipos: el tipo combinado (con los tres síntomas), predominio hiperactivo-impulsivo y predominio del déficit de atención".

Cómo hacer los deberes con trastorno por déficit de atenciónCómo hacer los deberes con trastorno por déficit de atenciónRelación entre TDA-H y capacidad intelectual

En muchas ocasiones, por desconocimiento o falta de información, asociamos el TDA-H con problemas escolares o de comportamiento, o con dificultades para relacionarse con el entorno. Sin embargo, la experta nos explica que esta idea no es del todo cierta: "que aparezcan dificultades en los estudios en pequeños con este trastorno tendrá que ver con la intensidad del cuadro y con la inteligencia de los pequeños, dado que el TDA-H no está vinculado a la capacidad intelectual".

Esta falsa creencia, junto con las dificultades de diagnóstico asociadas al trastorno, provocan que "algunos niños con capacidad intelectual alta puedan cursar con normalidad el currículo escolar y, por ende, que la detección sea más tardía", asegura Méndez. En este sentido, la experta cree que es necesario una detección multidisciplinar, a fin de evitar errores en el diagnóstico o de precipitarse a la hora de diagnosticar con TDA-H a niños y niñas que realmente no lo tienen.

Recomendaciones para que hagan los deberes solos

Para que la hora de los deberes no se vuelva el peor momento del día (ni para los niños ni para la familia) la doctora nos da las siguientes recomendaciones.

  • Dividir las tareas escolares en diferentes partes para que la persistencia y el tiempo dedicado a cada una de ellas sea menor y no supongan tanto esfuerzo.
  • Proporcionar a los niños instrucciones claras, concisas y sencillas a la hora de realizar las tareas. Si es necesario, podemos explicárselas paso a paso, siempre que ellos finalicen la tarea solos.
  • Aumentar la motivación explicándoles cuál será la recompensa si finalizan bien su tarea y alabándoles cada vez que hagan algo con éxito, para animarlos a seguir trabajando y que se sientan competentes con sus labores.
  • Favorecer su reflexibilidad dejándoles que, en cada tarea, expresen lo que piensan o lo que creen que deben hacer. Esto favorece el lenguaje interno como mediador de la conducta.
  • Incluir el uso de autoinstrucciones, puesto que favorece el uso del lenguaje interno para dirigir conductas.
  • Una vez les hayamos explicado la tarea y estemos seguros de que la han comprendido, no debemos prestarles atención hasta que la finalicen. No debemos discutir con ellos ni regañarles, ya que la atención negativa también es un refuerzo. Debemos explicarles que, una vez que terminen los ejercicios, jugaremos y haremos cosas con ellos.
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