Cómo actuar si nuestro hijo tiene fiebre
Te ayudamos a valorar los síntomas para decidir si acudir o no a urgencias
Es normal que nos asustemos cuando vemos que nuestro hijo o hija se siente mal, está alicaído o presenta una repentina subida de temperatura. De hecho, la fiebre es uno de los principales motivos de consulta en urgencias pediátricas que, en muchos casos, viene acompañada de un miedo y una angustia innecesarios, ya que no siempre resulta peligrosa. El desconocimiento de este cuadro clínico, junto a los mitos y falsas creencias que se han mantenido a lo largo de los años, son dos de los principales motivos de la llamada fiebre-fobia.
¿Qué es la fiebre y por qué se produce?
Es importante destacar que la temperatura de nuestro cuerpo suele variar a lo largo del día y también entre personas. Como norma general, se considera que tenemos una temperatura axilar normal cuando no supera los 37,5º, y los 38º si es ótica o rectal. Cuando la temperatura aumenta por encima de estos parámetros es cuando podemos decir que tenemos fiebre. Sin embargo, una temperatura elevada no es siempre un signo de urgencia.
El doctor Roi Piñeiro Pérez, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de Villalba, nos explica que la fiebre "es un mecanismo de defensa del cuerpo y colabora en la resolución de los procesos infecciosos". Por tanto, aunque la fiebre sí puede producirnos cierto malestar y debilitamiento, no es la que causa daño a nuestro cuerpo, sino que aparece como respuesta de una posible infección vírica, bacteriana o micótica.
¿Debemos asustarnos cuando nuestros hijos tienen fiebre?
Piñeiro asegura que la fiebre "no es peligrosa" y que no debemos asustarnos y menos obsesionarnos en tratar de bajarla rápidamente con métodos precipitados, ya que eso sí puede resultar perjudicial para el pequeño. Según el experto, la fiebre-fobia es el fruto de un miedo injustificado que ha crecido en los últimos años debido a que "en internet hay mucha información falsa por lo que es importante saber dónde buscar. Además, la información verbal viaja mucho más deprisa que la escrita, y este miedo desmedido está instalado en la población, incluso los propios sanitarios pueden llegar a sufrirlo".
Cuándo acudir a urgencias
La clave para saber si acudir o no a urgencias es comprobar cuál es el estado general del menor: "si el niño tiene fiebre, pero está contento y no notamos otras molestias o malestar en él, se puede esperar un tiempo razonable, de entre 24 y 48 horas, para ver cómo evoluciona y, si vemos que la temperatura continúa alta, entonces sí consultamos al pediatra" asegura Piñeiro.
El experto nos recomienda acudir a urgencias cuando:
- Notemos que el estado general del pequeño no es bueno y se siente adormilado, presenta palidez, dificultades para respirar o no tiene fuerzas
- En el caso de menores de tres meses, independientemente de cómo percibamos el estado del bebé
- Si la fiebre continúa después de 48-72 horas
- Si vemos que aparecen erupciones en la piel del pequeño
- Si la temperatura es de 40ºC o superior
La información es esencial para acabar con la fiebre-fobia
Piñeiro asegura que para acabar con este temor a la fiebre es esencial que desde los centros médicos se proporcione una información adecuada a las familias sobre este cuadro clínico, garantizando así una correcta educación sanitaria. Esto ayudará a reducir el número de visitas innecesarias a urgencias pediátricas y evitará que padres, madres y familiares tengan que pasar por los nervios y la preocupación de las consultas médicas reiteradas, o que los pequeños inicien tratamientos antipiréticos en vano.
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