¿Cómo afecta el frío a la salud?
Enfermedades y otros malestares que se agravan en invierno
En estos días de invierno, en los que el viento, la nieve, la lluvia y el frío nos calan completamente, y toda ropa de abrigo nos parece poca, debemos protegernos del frío y sus efectos.
En esta estación son frecuentes el contagio de infecciones virales, como el resfriado y la gripe, así como las afecciones de otras partes del cuerpo, como las articulaciones, e incluso puede verse afectada la salud mental.
Te contamos cuáles son estas enfermedades habituales en invierno y otras posibles molestias, y también te ofrecemos unos consejos frente a las bajas temperaturas.
Infecciones virales: catarro y gripe
Son infecciones virales, es decir, enfermedades producidas por virus que, además, son muy habituales en invierno. De hecho, el frío facilita la supervivencia de estos gérmenes, más que el calor, que los elimina.
La doctora Dolores Sánchez Manzano, especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, nos explica que "el frío causa inflamación en la garganta, que es un lugar adecuado para que el virus, que está en el ambiente, anide y cause una infección viral". Ejemplos de ello son el catarro y la gripe, que son enfermedades características de invierno, cuyos síntomas se suelen confundir.
Diferencias entre catarro y gripe
El catarro es una inflamación producida por virus respiratorios que afectan a la vía aérea superior, donde se encuentran la garganta y las fosas nasales. Sin embargo, la gripe es una infección causada por un virus específico, que provoca un malestar general.
Los síntomas del catarro o constipado son:
- Nariz congestionada
- Molestia en la zona de la faringe
- Estornudos
- Irritación en los ojos
- Goteo nasal
La gripe presenta los siguientes signos:
- Fiebre alta
- Molestia muscular
- Mocos y tos, en algunos casos
¿Cuándo tomar antibióticos?
Las infecciones virales no necesitan antibióticos, como indica nuestra especialista, "se curan solas con su tratamiento sintomático". Esto aplica también a la gripe, que no tiene un tratamiento curativo sino paliativo de los signos que provoca.
Cabe añadir que sí que puede ser necesaria la administración de antibióticos en caso de que, además, se produzca una infección en la boca o en las fosas, producida por bacterias presentes en el ambiente. Esto se conoce como infección bacteriana, que se diferencia de una vírica por el tipo de secreciones que se producen. Acerca de esto, nuestra especialista nos apunta que "cuando cambian de color o son más espesas lo asociamos a infecciones bacterianas. Igual que las placas blanquecinas de las amígdalas, que en la mayoría de los casos son infecciones bacterianas".
Para obtener un diagnóstico adecuado y la prescripción de un antibiótico, el especialista suele indicar la realización de cultivos de las secreciones faríngeas, que ayudan a comprobar si existe un crecimiento bacteriano.
¿Es necesario vacunarse contra la gripe?
La vacuna ayuda a prevenir el contagio en personas vulnerables o con estas características:
- Trabajadores sanitarios
- Mayores de 65 años
- Enfermedades crónicas, especialmente pacientes con cáncer tratados con inmunosupresores
- Enfermedades pulmonares crónicas
- Embarazadas
Dolor articular
Las bajas temperaturas tienen un efecto negativo sobre las articulaciones. En referencia a ello, el doctor Marco Moreno Zazo, jefe del servicio de Reumatología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid nos comenta que "aún no se conoce el mecanismo fisiopatológico exacto; sin embargo, es muy frecuente que el frío incremente el dolor y la rigidez en pacientes con artritis y artrosis".
Hoy en día este efecto está relacionado con dos posibles causas:
- Las contracturas de los tendones musculares aumentan con el frío, provocando rigidez y molestias.
- La bajada de temperaturas y de la presión atmosférica causan alteraciones en las terminaciones nerviosas que pueden asociarse a dolor.
Riesgo de caídas
El suelo mojado, las placas de hielo y la humedad contribuyen a que haya un mayor riesgo de caídas y resbalones, especialmente en ancianos y personas con movilidad reducida. Además, como indicábamos, el frío suele provocar mayor rigidez en las articulaciones, que en las personas mayores se acentúa entorpeciendo sus movimientos y aumentando la posibilidad de caídas. Por lo tanto, es importante que extrememos la precaución cuando salgamos a la calle y nos ayudemos de bastones o andadores, si los necesitamos.
Depresión estacional
Es una enfermedad mental que se caracteriza por su estacionalidad, y que puede agravarse en invierno debido a la disminución de horas de luz, hecho que afecta al estado anímico de ciertas personas. Precisamente, los episodios depresivos son más frecuentes en los países donde hay pocas horas de luz.
Por su parte, la doctora Elena Sanz Rivas, especialista en Psiquiatría del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, nos apunta que "incluso en personas sin patología, la reducción de las horas de luz baja el ánimo; menos horas de luz se asocia a la sintomatología depresiva". En invierno son frecuentes las patologías relacionadas con episodios depresivos, entre los que predomina la depresión propiamente dicha, aunque también existen casos en los que se presenta un aumento de ansiedad.
Cabe destacar que las personas mayores son las más perjudicadas por este tipo de depresión, ya que sufren otras molestias adicionales relacionadas con el frío, como dolores en los huesos o limitaciones funcionales, que les hacen sentir anímicamente peor, tal como explica nuestra psiquiatra: "el dolor habitualmente va asociado a una disminución del estado de ánimo porque les complica su día a día".
¡Ojo con el frío!
Estos consejos te ayudarán a extremar los cuidados frente a las bajas temperaturas:
- Si hace demasiado frío, especialmente en las primeras horas del día y las últimas de la noche, no permanezcas en la calle.
- Aunque parezca una obviedad, abrígate bien cuando salgas a la calle. De esta forma evitas que el frío provoque esa pequeña irritación en la que los virus pueden causar una infección.
- Bebe abundante agua.
- Come fruta, como la naranja, la mandarina, el kiwi… que tienen muchas vitaminas que refuerzan el organismo. Y sigue una nutrición equilibrada.
- Usa bastones o andadores, en el caso de personas mayores o con movilidad reducida.
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