Suelo pélvico, ¿es tan importante?
Conoce por qué es vital fortalecer esta musculatura y cómo hacerlo
Sí, el suelo pélvico es muy importante. Se trata de la musculatura y los ligamentos situados debajo de la cavidad del abdomen, del ano al clítoris, dibujando como una especie de triángulo que sostiene el útero, la vagina, la vejiga, la uretra y el recto.
Se trata de una zona que puede ser nuestra aliada o convertirse en un problema, dependiendo en parte de cómo lo cuidemos. Si lo atendemos, es capaz de proporcionarnos alegrías, como unas relaciones sexuales más placenteras. Pero, por el contrario, si no lo hacemos, puede ocasionarnos inconvenientes, como pérdidas de orina o dolor, entre otros síntomas.
Sea cual sea tu edad, te animamos a salir de dudas y empezar a fortalecer tu suelo pélvico para descubrir sus ventajas y a la vez prevenir futuros problemas.
¿Por qué es importante?
Hoy en día, el deterioro del suelo pélvico y cómo afecta a la vida de la mujer han adquirido mucha relevancia, convirtiéndose en un problema social. Esto se debe a que llegamos a edades cada vez más avanzadas y, en consecuencia, es más probable sufrir un deterioro en esta musculatura.
A esto hay que añadir que las mujeres con problemas en el suelo pélvico en ocasiones se sienten limitadas a la hora de relacionarse con otras personas, salir de excursión o practicar sexo, debido a sus síntomas. Todo ello puede terminar causando menor autoestima, mayor aislamiento e incluso provocar depresión.
¿Qué deteriora la musculatura pélvica?
Es habitual relacionar el suelo pélvico y su deterioro con el momento del parto, ya que es cuando más se perjudica a su elasticidad. Sin embargo, existen otras causas y etapas que lo lesionan:
- Embarazo y parto
- Menopausia
- Cicatrices en esta zona, provocadas por episiotomía o desgarro
- Cirugías previas
- Estreñimiento
- Enfermedades crónicas
- Deportes con saltos
Atención a algunos deportes lesivos
Como ejemplo, la ginecóloga Gema García Gálvez, coordinadora de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, nos habla del tenis y el pádel, ya que "precisan carrera y salto, que se asocian a una contracción repetida del abdomen y la consecuente hiperpresión y daño del suelo pélvico".
De esta manera, el deterioro originado por la práctica de determinados deportes se acaba convirtiendo en la causa de una decisión drástica: dejar el deporte. De hecho, es la determinación que toma una de cada cinco mujeres, sintiéndose obligadas a hacerlo debido a la pérdida de orina. Por eso, nuestra ginecóloga insiste que "no hay que subestimar este daño crónico y repetido que el deporte genera en el suelo pélvico", advirtiendo que "todo deportista debe tenerlo en cuenta y contrarrestarlo con un fortalecimiento de la musculatura, realizando los conocidos ejercicios de Kegel".
Efectos del deterioro del suelo pélvico
Así es cómo influyen las alteraciones en esta musculatura:
Menor calidad de vida
Esto es consecuencia de uno de los síntomas más característicos, que es la incontinencia urinaria, es decir, las pérdidas de orina. Más de un 30% de mujeres sufre este problema que se manifiesta con:
- Escapes de orina durante la práctica deportiva o la realización un mínimo esfuerzo, como toser o estornudar
- Más ganas de ir al servicio, incluso por la noche
- No se resisten las ganas de orinar
Estas mismas situaciones pueden ocurrir en el control de gases y heces, lo que se conoce como incontinencia fecal, por la alteración del suelo pélvico.
En un principio, estos síntomas pueden parecernos leves, pero, vividos día tras día, perjudican la calidad de vida de las mujeres, quienes se sienten menos seguras de sí mismas y evitan las actividades que les gusta, como ir de excursión, practicar deportes, relacionarse con otras personas…
Menos placer en el sexo
Una alteración en el suelo pélvico puede causar menos sensibilidad, orgasmos menos intensos, o que no haya, y molestias y dolor en el coito. Todos estos síntomas hacen que sintamos menos satisfacción en el sexo, lo que, además, puede acabar afectando a la relación de pareja.
Por lo tanto, el suelo pélvico es muy importante en las relaciones sexuales. Para evitar que esto suceda, una buena táctica es aprovechar las actividades diarias para fortalecer su musculatura, integrando en la vida diaria ejercicios para trabajarla. De esta manera la conoceremos mejor y también podremos utilizarla durante el sexo y obtener así mayor placer, que podrá ser extensivo también al hombre.
Prolapso y dolor pélvico
El prolapso es un descenso de los órganos pélvicos hacia la vagina, lo que provoca la sensación de un bulto en la zona de los genitales externos. Como consecuencia de ello, se pueden manifestar problemas para realizar el coito, ya que se siente un obstáculo. También es posible sentir un peso en la vagina, o que roza y sangra con la ropa interior.
Además, las alteraciones del suelo pélvico pueden provocar un dolor en el área pélvica que se prolonga durante más de seis meses o quemazón u otras molestias en la vejiga o la uretra.
Por su parte, la doctora Carolina Walker, coordinadora de fisioterapia de la Unidad de Suelo Pélvico de los hospitales Quirónsalud Sur y el Universitario Quirónsalud Madrid, nos señala que "el embarazo, el periodo postparto y la menopausia son momentos clave para evaluar cómo se encuentra nuestro suelo pélvico e incorporar hábitos saludables que nos ayuden a evitar estos problemas".
Activa tu suelo pélvico
Para prevenir prolapsos o pérdidas de orina, es recomendable:
- Disminuir el exceso de peso
- Evitar el estreñimiento
- Prestar especial atención a los deportes de gran impacto
- Activar la musculatura con ejercicios como los de Kegel
Ejercicios de Kegel en casa
Aplicación. Consiste en apretar 10 veces los músculos de la pelvis durante cinco segundos, y relajarlos durante otros cinco segundos. Debemos sentir como si estuviéramos orinando y quisiéramos parar el chorro, contrayendo hacia arriba.
Tiempo. Es recomendable que repitamos este ejercicio de 3-5 veces al día, y que, poco a poco, intentemos aumentar el tiempo de la contracción hasta los 20 segundos.
¡Ojo! Hay que utilizar únicamente el suelo pélvico, sin implicar a los glúteos, los aductores o los rectos abdominales. Para ayudarnos en esta tarea, la ginecóloga García nos cuenta un truco: "En una posición sentada, podemos introducir uno o dos dedos en la vagina, comprobando el aumento del tono en torno a los dedos, al mismo tiempo colocamos la otra mano en el abdomen para confirmar que no está contraído".
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