Mucho se ha escrito ya sobre el efecto que está produciendo el uso del móvil y las nuevas tecnologías entre los adolescentes. Y es que vivimos en una sociedad en la que las cifras hablan por sí solas: el 66% de los niños entre diez y quince años dispone de teléfono móvil, según los últimos datos del Instituto Nacional de EstadísticaEste enlace se abrirá en una ventana nueva. Y si hablamos de mayores de quince años, el porcentaje se eleva, ya que el 95% lo usa para acceder a internet fuera de la vivienda o el lugar de trabajo. Para conocer este tema más a fondo, hemos hablado con la pediatra Mª Luisa Mompó Marabotto, responsable de la Unidad del Adolescente del servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud ValenciaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, quien nos ha ofrecido información muy interesante.

Aspectos positivos del uso del móvil

Como en otras muchas cosas, no todo lo que rodea al uso del móvil es negativo. Hay que admitir que en ciertas ocasiones puede resultar de utilidad y proporcionar tranquilidad si tenemos que dejar a los menores solos, o nos tienen que acompañar a reuniones u otras actividades en las que nos tienen que esperar en salas de espera, etc.

El peligro del uso abusivo de los móviles por adolescentes

El abuso del móvil provoca aislamiento social

Aunque pueda parecer contradictorio, ya que a menudo lo usan con fines sociales y para mantenerse en contacto con amigos, en realidad el móvil hace que se relacionen menos con su entorno. Y esto incluye amigos, padres, hermanos y demás familiares.

El móvil resta tiempo a otras actividades sanas

Teniendo en cuenta el poco tiempo libre del que disponen hoy en día los niños, entre el horario escolar y las actividades extraescolares, si lo dedican al móvil no están haciendo otro tipo de actividades más saludables como jugar al aire libre, relacionarse con otros niños o simplemente leer.

Los dispositivos afectan a la calidad del sueño

Los móviles se han convertido en el "dispositivo para todo": mirar la hora, los mensajes, canales de información, despertador… Así que se han instalado en nuestros dormitorios como un objeto habitual, cuando está demostrado que esta costumbre es perjudicial. Por un lado, prestar atención al móvil antes de dormir implica mantener el cerebro activo en un momento en el que debería estar relajándose para descansar. Por otro, la pantalla emite un tipo de luz que interfiere en la producción de melanina, que es la hormona que facilita el sueño. Y no olvidemos que, al tenerlo cerca, quedamos expuestos a la llegada de mensajes que puedan provocar ruidos o vibraciones. En resumen, el mero hecho de dormir junto al móvil se traduce en menos horas de sueño.

Tener el móvil cerca de la cama es perjudicial

Además, hay que tener en cuenta que la falta de sueño en niños y adolescentes, si se prolonga en el tiempo, puede llegar a ocasionar problemas como una disminución de atención o descenso del rendimiento escolar, cambios en el carácter, etc.

La norma básica: establecer reglas sobre su el uso

Como en todo, no es cuestión de prohibir el uso de móviles, sino de llegar a acuerdos razonables sobre cómo y cuándo usarlo. Por supuesto, dependerá de la edad y de la madurez personal del menor, pero en general conviene establecer horarios para los móviles. Además, es bueno incluir a los adolescentes en el proceso de elección de las normas a seguir, de forma que ellos mismos se sientan comprometidos y vean que si el comportamiento es el adecuado podrán asumir más responsabilidades, obtener nuevos privilegios y ganar autonomía.

Una regla de oro: predicar con el ejemplo. Si nosotros mismos acatamos buenas costumbres de uso del móvil, los menores las verán como algo natural y les costará menos respetarlas. No debemos usarlo a las horas de las comidas ni en los momentos de tiempo compartido en familia.

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