El tabaco, veneno también para la piel
Su consumo reduce la capacidad de cicatrización, envejece prematuramente y favorece la aparición de infecciones
Que fumar es perjudicial es algo que por fin está aceptado en la sociedad. Pero su carácter altamente dañino no parece calar lo suficiente en la población, como lo demuestra el hecho de que, tal y como apunta la OMS, el tabaco siga siendo el responsable del fallecimiento de más de cinco millones de personas al año en todo el mundo y la principal causa de enfermedad, discapacidad y muerte.
Además, casi todo el mundo asocia el tabaco a los problemas del aparato respiratorio o al cardiovascular, lo cual no deja de ser cierto, pero también afecta a otro órgano de vital importancia: nuestra piel.
Así lo destaca la doctora María Jesús García-Dihinx, especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética del Hospital de Día Quirónsalud Zaragoza: "Aunque en un primer momento se piense siempre en la afectación de órganos internos por fumar, la dermis, considerada en realidad como el órgano más extendido del cuerpo, también sufre ciertos ataques".
Estas son las consecuencias del tabaco en la piel.
Afecta a la cicatrización
Entre otras cuestiones, se ha demostrado que reduce entre 2 y 10 veces la capacidad de cicatrización de nuestro organismo, que resulta especialmente relevante en casos como las cirugías de traumatismos con colgajos complejos para la reparación, en los que la probabilidad de éxito se reduce al 50 %.
Nuestra cirujana nos advierte que "la pérdida en la capacidad de cicatrización genera marcas y señales con cada pequeña herida que se sufra". En esta línea, la piel que rodea la boca es la primera en la que se notan los síntomas debido a su proximidad a los tóxicos y a la repetida acción de succión, lo que motiva la aparición de las arrugas conocidas como "código de barras", cuyo tratamiento es difícil.
Aumenta el riesgo de ciertos cánceres
Otro efecto del tabaco sobre la piel es el aumento de probabilidad de sufrir cáncer de piel de tipo no melanoma. En este sentido, nuestra doctora nos especifica que "está demostrado que los fumadores tienen el doble de posibilidades de padecer cáncer de piel no melanolítico que otras personas que no fumen".
Igualmente, el tabaquismo aumenta el riesgo de sufrir cáncer en la mucosa oral, la lengua, el labio o el paladar, tumores que además tienen un riesgo alto de metástasis. Aquí cabe señalar que un cigarrillo contiene más de 4.000 tóxicos químicos, de los que 300 corresponden a sustancias con alto potencial cancerígeno, según los estudios realizados al respecto.
Envejecimiento de la piel, arrugas y manchas
Desde el punto de vista estético, no hay que olvidar que fumar genera envejecimiento prematuro y la aparición de más arrugas, debido a una alteración del flujo sanguíneo de la piel que dificulta la llegada de oxígeno y nutrientes. De hecho, nuestra doctora nos advierte que "en los consumidores de tabaco, las arrugas tienen una mayor profundidad y son más marcadas", en concreto se ha demostrado que la presencia de arrugas se duplica en el caso de los hombres fumadores y se triplica en las mujeres fumadoras.
Lo que sucede al fumar es que los tóxicos ingeridos crean radicales libres que participan en la oxidación de las células, llegando a causar su disfunción y su envejecimiento precoz. Ante esta situación, "el cuerpo debería hacer una renovación celular más rápida para reponerse, pero debido a la acción del tabaco, es incapaz", nos aclara nuestra doctora.
Además, la nicotina disminuye la actividad de las células de la piel y favorece la aparición de infecciones, ya que repercute de manera directa sobre la respuesta inmunológica. En esta línea, nuestra doctora añade que "la acción prevalente del tabaco es la de la nicotina, la cual produce una vasoconstricción de los vasos sanguíneos".
A esto hay que añadir el efecto del tabaco sobre el colágeno de la piel, que hace que se reduzca de manera más rápida. Acerca de ello, nuestra cirujana nos matiza que "aunque es cierto que el colágeno disminuye con el paso de los años, el tabaco multiplica esta reducción".
Otra consecuencia que es visible con el paso del tiempo es la aparición de manchas grisáceas o amarillentas, que se encuentran sobre todo en los dedos de las manos.
Finalmente, todos estos efectos del tabaco en la piel motivan su envejecimiento precoz; y cuando se intenta contrarrestar con cremas y otros productos cosméticos, estos no logran el mismo resultado en los fumadores. "No son patologías médicas en sí, pero afecta a la estética la piel y, por lo tanto, a la autoestima de la persona que lo sufre", concluye nuestra doctora, quien anima a usar esta información para dejar de fumar de manera definitiva.
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