Cuidados estéticos para pacientes de cáncer
Te damos unas pautas que ayudan a aliviar los efectos secundarios de los tratamientos
Pese a que cada vez contamos con tratamientos más eficaces contra el cáncer de mama, lo que supone una mayor tasa de curación y, por tanto, también una mayor facilidad para afrontar la enfermedad con actitud positiva, a menudo los efectos secundarios de estas terapias se convierten en una batalla más, que afecta al estado físico y emocional de la paciente. No hay que olvidar que verse bien y estar a gusto con la propia imagen repercute de forma muy positiva en el estado de ánimo y, por tanto, en la forma de sobrellevar la enfermedad.
Los profesionales del IOB, Institute of Oncology del Grupo Quirónsalud, presente en el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo y los hospitales Ruber Internacional, Quirónsalud Barcelona y El Pilar, nos han ofrecido una serie de consejos que ayudarán a aliviar los efectos secundarios de los tratamientos. Estos principalmente repercuten sobre la piel y el cabello, y no afectan solo al componente estético sino también a la propia salud de estas zonas de nuestro cuerpo.
Cuidados especiales para la piel de pacientes oncológicos
Los tratamientos suelen provocar sequedad y cambios en la textura de la piel, que puede presentar un aspecto descamado y rugoso. Para sobrellevar estos problemas, lo fundamental es mantener una correcta hidratación, que además previene que aparezcan picores y enrojecimientos.
Las siguientes pautas generales contribuirán a cuidar de esta piel que se encuentra debilitada y necesita cuidados especiales.
Recomendaciones para el cuerpo y rostro:
- Aplicar una crema emoliente 1 o 2 veces al día mediante ligeros toques por todo el cuerpo
- Evitar el uso de jabones, tanto líquidos como sólidos, ya que por norma general resecan e irritan. Es mejor optar por los geles o las pastillas dermatológicas sin jabón, que respetan el pH cutáneo, no resecan la piel y están dotados de un gran poder relipidizante.
- No usar el guante de baño, la esponja o la flor de ducha, que puede dañar la piel. Es mejor utilizar las manos para aplicar el gel y lavarse o enjuagarse.
- La temperatura del agua debe estar comprendida entre 32 °C y 34 °C, ya que si está demasiado caliente aumenta la sequedad cutánea y reactiva la irritación de la piel.
- Secar la piel mediante ligeros toquecitos, sin frotar, especialmente en las zonas irritadas.
- Lavarse o desmaquillarse el rostro mediante gestos suaves utilizando, si se desea, leches o lociones gelificadas que se aplican con la yema de los dedos mediante ligeros movimientos circulares, ya que el roce del algodón puede ser irritante.
Recomendaciones para manos y pies:
Las manos y los pies, y muy especial los dedos, son las zonas del cuerpo que más se pueden ver afectadas por las terapias, pudiendo aparecer rojeces más o menos intensas o engrosamientos de la piel que se localizan, principalmente, en las palmas de manos y pies. Estas rugosidades causan dolor y puede ser muy molestos e incluso afectar a la vida cotidiana.
Consejos para aliviar estos síntomas e intentar prevenirlos:
- Aplicar en las uñas aceites de rosa mosqueta, tantas veces como se quiera, ya que posee un alto poder regenerante y nutritivo.
- En caso de realizarse una manicura o pedicura, es mejor no cortar las cutículas ni eliminar las durezas.
- Evitar las caminatas prolongadas.
- Usar zapatos amplios y cómodos.
Mención aparte merecen los efectos producidos por los tratamientos de radioterapia que, al estar localizados en una determinada zona, suelen causar daños locales en el área tratada y las limítrofes. Esto puede provocar lo que se denomina radiodermitis, que son un tipo de lesiones cutáneas que van del simple enrojecimiento a la irritación con ulceraciones. En estos casos, y para garantizar una correcta hidratación, es recomendable el uso de un bálsamo reparador, aumentar la ingesta de líquidos y evitar las temperaturas extremas. Finalmente, hay que tener en cuenta que una piel irradiada sigue siendo más frágil y más sensible a los traumatismos y las infecciones durante meses o años después del final de la radioterapia.
El cabello y los tratamientos para el cáncer
La pérdida de pelo es uno de los efectos secundarios más conocidos de la quimioterapia y probablemente, uno de los que aún sigue estigmatizando a algunas pacientes de cáncer que están siendo sometidas a estas terapias. En este punto, cabe que señalar que, dependiendo del tipo de terapia, el pelo se puede caer de forma total o parcial después de 15 o 20 días de la primera administración y afectar a todo o parte del cuerpo como cabeza, axilas, brazos, piernas, pestañas, etc.
Pese a tratarse de un efecto reversible y el pelo vuelva a aparecer al terminar el tratamiento, también es cierto que este nuevo cabello que crece puede presentar características diferentes a las originales, lo que causa preocupaciones, frustraciones y puede llevar a problemas psicológicos añadidos.
Pautas a seguir ante la caída del cabello
- Usar siempre un champú suave.
- Utilice crema suavizante de forma habitual y evite dar tirones.
- No emplear cepillos para peinar el cabello mientras se está secando.
- No teñirse el pelo con productos que contengan amoníaco ni hacerse permanentes.
- Cortar el pelo antes de que se empiece a caer, y así se facilita su manejo.
- Si se nota sequedad en el cuero cabelludo, se puede aplicar crema hidratante cutánea o aceites específicos.
- Cubrir el cuero cabelludo para salir a la calle con un sombrero, pañuelo, gorra, o simplemente crema protectora. Y, por supuesto, si así se desea, también se puede utilizar peluca, ya sea sintética o de pelo natural.
Particular atención a los rayos solares
Algunos fármacos de la quimioterapia son fotosensibles y pueden generar manchas si la piel se expone al sol. Además, es necesario tener en cuenta que el riesgo de quemadura solar es alto, a veces causando lesiones graves, incluso en caso de exposición relativamente moderada. Por lo tanto, se recomienda proteger todo el cuerpo con factor de protección extremo SPF 50+, especialmente en primavera y verano.
Recomendaciones ante la exposición al sol
- No exponerse nunca directamente al sol.
- En caso de exposición inevitable, protegerse con prendas de vestir, gorra y gafas de sol.
- Para las zonas descubiertas, utilizar cremas solares de índice elevado (SPF50+).
- Elegir cremas solares que sean hipoalergénicas, sin perfume, resistentes al agua y al sudor.
- Es importante insistir en que la manera de aplicarse la crema es fundamental: además de cubrir todas las zonas descubiertas, incluidos el cuello y el dorso de las manos, ha de hacerse en cantidad suficiente. En concreto, han de aplicarse 2 mg/cm2, lo que equivale a 6 cucharillas de café de crema (unos 36 g) para todo el cuerpo de un adulto.
- Es necesario repetir la aplicación cada 2 horas.
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